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La Dientona

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La Dientona es un espíritu burlón y ocioso que suele aparecérsele a los confiados transeúntes de poblaciones pequeñas. Esta leyenda originaria de El Tocuyo, estado Lara posee varias semejanzas con la de La Sayona, proveniente de Los Llanos venezolanos. Un hombre que dice haber tenido un encuentro con La Dientona, aseguró que una noche en la que se encontraba paseando, se topó con una dama muy sugestiva. Lo curioso, era que ésta no se dejaba ver. El hombre extrañado le preguntó: - ¿Por qué ocultas tu cara? La mujer no respondió. Seguro de no haberla visto nunca antes, esta vez se interesó por conocer el lugar de origen de esta misteriosa mujer. - ¿En dónde vives? Ella respondió con una voz cálida y suave: - Muy pronto lo sabrás. Caminaron varias cuadras, hasta llegar al Cementerio. De repente la mujer gritó: - Esta es mi casa. En ese momento volteó el rostro hacia su acompañante, dejando ver una dentadura tan feroz, que parecía un estuche de puñales. El hombre huyó,

El silbon

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Muchos habitantes de Los Llanos cuentan haberlo visto sobre todo en verano, época en que la sabana venezolana arde bajo el rigor de la sequía y el Silbón se sienta en los troncos de los árboles y recoge polvo en sus manos. Pero es principalmente en los tiempos de humedad y lluvia cuando el espectro vaga hambriento de muerte y ávido por castigar a borrachos, mujeriegos y de vez en cuando a una víctima inocente. Cuentan que les succiona el ombligo a los borrachos cuando los encuentra solos en el llano para beber el aguardiente que ellos ingirieron, y que a los mujeriegos los despedaza, les quita los huesos y los mete al saco donde guarda los restos de su padre. 4 ​ Dicen que luce como un gigante alargado de seis metros que camina moviéndose entre las copas de los árboles mientras emite su escalofriante silbido y hace crujir, dentro de su viejo y harapiento saco, los pálidos huesos de su desafortunado padre o, algunos afirman de sus múltiples víctimas. Otras dicen que se presenta como

La llorona

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En el México colonial y aún en la actualidad, la Llorona es una mujer que se aparece en la noche, a veces en las encrucijadas de los caminos, con cabello largo y vestida de blanco, llamando con fuertes llantos y aterradores lamentos a sus hijos. Es, sin dudas, una de las leyendas con más fuerza en nuestro país. La Llorona como tal surge en la época de la Colonia, sin embargo sus antecedentes son mucho más antiguos, tanto que se pierden en los mitos prehispánicos y se fundan en diversas representaciones de diosas madres como Cihuacóatl, Coatlicue o Tonantzin. Sexto presagio funesto: Muchas veces se oía, una mujer lloraba; iba gritando por la noche; andaba dando grandes gritos: -¡Hijitos míos, pues ya tenemos que irnos lejos! Y a veces decía: -¡Hijitos míos!, ¿a dónde os llevaré? Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la conquista
El visitante nocturno Leonor se mudaba de nuevo. A su madre le encantaba la restauración, así que su predilección por las casas antiguas empujaba a la familia a llevar una vida más bien nómada. Era la primera noche que dormían allí y, como siempre, su madre le había dejado una pequeña bombilla encendida para espantar todos sus miedos. Cada vez que se cambiaban de casa le costaba conciliar el sueño. La primera noche apenas durmió. El crujir de las ventanas y del parqué la despertaba continuamente. Pasaron tres días más hasta que empezó a acostumbrarse a los ruidos y descansó del tirón. Una semana después, en una noche fría, un fuerte estruendo la sobresaltó. Había tormenta y la ventana se había abierto de par en par por el fuerte vendaval. Presionó el interruptor de la luz, pero no se encendió. El ruido volvió a sonar, esta vez, desde el otro extremo de la habitación. Se levantó corriendo y, con la palma de la mano extendida sobre la pared, empezó a caminar en busca de su madre.
El hombre de los sueños En enero de 2006, un psiquiatra de Nueva York recibió en su consulta a una de sus pacientes como un día cualquiera. En aquella sesión, la joven le explicó que había soñado en repetidas ocasiones con un hombre al que ni si quiera conocía. Tenia una calva incipiente, las cejas muy gruesas y los labios extremadamente finos, en especial el superior. Mientras oía la descripción, el facultativo dibujó el retrato del sujeto. No le dio mayor importancia y lo dejó sobre la mesa. Las tornas cambiaron cuando, en sus siguientes consultas, dos pacientes más aseguraron haber visto al mismo hombre en sueños. El psiquiatra decidió hacer copias del dibujo y enviarlo a varios compañeros de profesión. Meses después, vieron que el número de personas que habían soñado con él no paraban de aumentar y optaron por crear  una página web  en la que se registraran todas sus apariciones. Los facultativos descubrieron que el misterioso hombre se había colado en los sueños de cerca d

UNA HISTORIA ATERRADORA DEL METRO EXPRES DE CARACAS VENEZUELA

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